Audiocuento: Un hombre de piedra. De María Dolores Cabrera.
Audiocuento: Antifaces. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Una mesa para dos. De María Dolores Cabrera.
Audiocuento: La cabaña. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El laberinto de Julia. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: La curandera. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Tu nombre y el mío. De María Dolores Cabrera.
Audiocuento: El pintor. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Paisajes. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: La chef (Un cuento de aromas y sabores). De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Palabras esdrújulas. De María Dolores Cabrera.
Audiocuento: No me dejes ir. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El jugador. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Rezagos de un payaso. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El rostro de Alonso. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El bosque. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El sótano. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Anestesia. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: Los sueños. De María Dolores Cabrera
Audiocuento: El escritor. De María Dolores Cabrera
Poema El ángel
El ángel
¿De qué está hecho el ángel níveo que reposa en mi ventana?
¿De qué sus alas transparentes, su blancura, su dulzor?
¿Qué textura tiene la efímera tibieza de esa piel?
Ese rostro fresco, rozagante y entumido.
Aquellos ojos tristes que me observan de reojo, me protegen mientras duermo,
me consuelan con quimeras, me confortan con recuerdos, con nostalgias, con amor.
Agachado y en cuclillas se mantiene cauteloso y reposa apacible en el marco del cristal.
Él me cuida del villano, del ancestro vengativo, de entidades tenebrosas y del mal.
Me resguarda de las peores pesadillas, de la muerte y del paso del portal.
Yo lo miro antes del sueño y también al despertar.
¿De qué está hecha esa luz del vestido de satín?
Hoy lo veo y me aproximo intentándolo tocar,
pero al ritmo de mis pasos se arrincona, se intimida y al sentir mi mano cerca,
se evapora como el humo, como estela refulgente, como brillo enajenado, como un soplo en alta mar.
Yo lo llamo arrepentida y lo trato de encontrar.
Y mis gritos no lo traen y el llanto no me sirve.
Me despejo sudorosa, angustiada, aquejada de aflicción.
¡Es un sueño! _me repito_ ¡Es un sueño! y al mirar a la ventana,
solo está una sombra negra con los brazos extendidos.
Es un ente del averno, un fantasma que se ríe y me mira satisfecho con maléfica intención.
María Dolores Cabrera.
Poema Cenizas
Dedicado a todas las personas que han fallecido Y sus cuerpos han sido cremados, en la pandemia del año 2020
Cenizas.-
(Poesía)
El fuego purifica y entrega las cenizas
que luego liberamos autónomas y francas en un ceremonial.
Cenizas vagabundas que atraviesan los aires,
que cruzan silenciosas, efímeras, infaustas.
Cenizas cristalinas o grises, blanquecinas.
Cenizas que nos buscan, nos hallan, titubean.
Nosotros no las vemos, se esfuman, se entrelazan.
Extravían la ruta, nos rozan por la frente, los ojos, la nariz.
Se posan en el cuello, nos besan en la espalda.
Deambulan con pericia alrededor del mar.
Las hay que sobrevuelan por sobre los nogales, los robles y el ciprés.
Dan vueltas, se desplazan por encima de rosas, de girasoles bellos y hasta de un matorral.
Cenizas que cabalgan jugando en el ocaso y serpentean graciosas en el amanecer.
Visitan atrevidas los espacios gloriosos de abejas, de jilgueros, incluso del gorrión.
Despuntan hacia el viento sin cuerpo y sin dolor.
El mal no las encuentra, no puede transformarlas, ni herirlas, ni dañarlas.
Las hay dentro de un cofre, en cementerios yermos sin versos ni canción
Más todas son el polvo adormecido y puro de seres que volaron sin queja hacia el umbral.
Y aquel amor herido las llama, las espera, las reza y las implora para fundirse luego en la perpetuidad.
María Dolores Cabrera.
Audiocuento: El Balcón. De María Dolores Cabrera
Entrevista
Audiocuento Las sombras. De María Dolores Cabrera
Audiocuento Las gemelas. De María Dolores Cabrera
Audiocuento El gitano.
Fragmento del cuento El rostro de Alonso, publicado en la revista Máquina Combinatoria
"...Estoy agitado y parece que mi ritmo cardiaco se acelera más. Me levanto. Miro por la ventana y veo un día soleado que me tranquiliza, contrasta con la angustia que me trae la oscuridad de la noche y la luz engañosa de la luna. Hay gente que adora y venera a la diosa blanca pero yo creo que es embustera. Me observa. Me controla. Me espía. Se ensaña con personas insignificantes, indefensas y alienadas como yo. Sé que está al tanto de todos mis movimientos, de todos mis pasos y sabe verdades que hasta yo mismo ignoro. Cuando me descuido, me delata. Lo ha hecho desde que yo era un niño. ¿Quién sino ella pudo haber sido la responsable de que mis padres, maestros y hermanos supieran siempre de mis mañosas fechorías infantiles? Ella ha revelado mis más íntimos secretos. El albor de la mañana choca con el miedo que me inunda en medio del silencio nocturno y con la amenaza tenebrosa de la penumbra, de mis infinitas penumbras, de los fantasmas noctámbulos de mis culpas..."
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Querida Lolita felicitaciones la página está lindícima y muy didáctica. Un fuerte abrazo